Oscar Espinoza (Guanajuato, Gto.; 1991) es uno de los jóvenes líderes de opinión en la ciudad de Guanajuato. Es licenciado en ciencias de la Comunicación y Relaciones Públicas, especializado en Democracia y Decisiones Públicas en la Universidad Autónoma de Barcelona. Recientemente cursó una especialidad en Arte y Educación en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, además de otros estudios universitarios complementarios en Cultura y Negocios. Su trabajo periodístico se relaciona con las áreas de cultura, análisis político, educación y sociedad civil. Editó las revistas En-contrados y Plata. Fue redactor de la revista Conexiones del periódico Correo. Es colaborador habitual de una decena de medios locales, nacionales e internacionales. Su experiencia profesional involucra medios de comunicación, docencia y comunicación social. Escribe anualmente cerca de mil textos, en las que se incluyen reseñas y críticas de servicios para instituciones públicas y privadas. De igual modo cubre eventos artísticos como el Festival Internacional Cervantino, Festival Internacional de cine de Guanajuato, Feria Internacional del Libro de Guadalajara y otros. Ha entrevistado a importantes personalidades del medio cultural, político, empresarial y del espectáculo del mundo, tales como Hillary Clinton, Michel Phelps y Mark Zuckerberg, entre otra centena más. También ha participado como jurado en concursos fotográficos, literarios, cinematográficos y proyectos ligados al emprendimiento.
Tu trabajo de titulación aborda un tema muy actual, la conformación del periodismo en la sociedad del espectáculo ¿Cuáles son algunas de las conclusiones a las que llegas en tu trabajo?
Desde niño siempre he sido fan del cine, la televisión y productos como las telenovelas o la publicidad. Durante la licenciatura, hace ya algunos años, me llamó la atención explorar la cultura pop desde la ciencia, y aunque algunos profesores no apostaban por el tema de la intimidad como espectáculo, el tiempo me dio la razón al ser los titulares de muchas notas, la relación entre Enrique Peña Nieto y ‘Gaviota’, o inclusive en el momento que vivimos hoy: la aclamada serie de Luis Miguel. El objetivo de ese trabajo fue explicarle a la gente por qué nos gusta leer TVNotas o ver ‘Ventaneando’, por qué lloramos con las telenovelas, por qué Gloria Trevi está al mismo nivel que el poeta Jaime Sabines y, lo más impactante, por qué ya no creemos en los dioses, pero sí podemos creer en los famosos.
¿Cuál es la faceta de tu trabajo como periodista que más te apasiona?
Hace más de 5 años, la publirrelacionista de Hoteles Misión, Cinthia Rosiles, me invitó a formar parte de una red de comunicadores que amamos a nuestro México y que, a través de un programa llamado ‘Puebleando con Misión’, compartimos con el mundo el patrimonio, las tradiciones, los lugares y los rostros de nuestro país. Con más de 60 hoteles en México, he realizado decenas de viajes que luego se transforman en crónicas que exaltan la mexicanidad en todos los sentidos. Con su lema de ‘El arte de la hospitalidad’, he conocido no solo sitios arqueológicos, museos, ciudades, pueblos, ferias y monumentos, sino que he ganado a los mejores compañeros de viaje, que ya somos como hermanos, y capturado las más bellas postales de mi patria. Si yo muriera hoy, moriría inmensamente feliz gracias a las experiencias generadas por Hoteles Misión.
¿Qué te encanta de la Feria Internacional del libro de Guadalajara?
Bueno, son ya alrededor de 5 años los que he estado cubriendo como prensa oficial este evento mundial, y puedo decir que estoy encantado por varias cosas. Primero, porque la FIL es el lugar más feliz del mundo, es un encuentro de mentes y de amigos que ocurre cada año entre libros, no hay cosa más bonita que esa. En segundo lugar, me encanta que he conocido a muchos de mis autores favoritos (los que siguen vivos, por supuesto) gracias a este evento, y los he entrevistado, me han firmado sus libros, y he establecido en muchos casos vínculos de amistad y trabajo. Lo tercero sería que, al ser adicto a los libros, es mi oportunidad de darme el gusto de comprar muchos títulos que quiero para mi biblioteca… No es broma, anualmente, luego de la FIL, regreso a Guanajuato con maletas llenas de libros. La FIL es mi hogar.
¿Qué es lo que más te gusta de hacer una entrevista?
De todos los géneros periodísticos, la entrevista es en el que mejor me desenvuelvo. Me gusta poder abrir una ventana para conversar con la gente y luego poder contar su historia. Una de mis maestras de periodismo, Itzia Ruíz Correa, me enseñó que la entrevista es, también, el conectarte con otro ser humano de corazón a corazón. Con el tiempo he aprendido que el truco para realizar una entrevista es que no hay truco, sino que, con empatía, se construye un relato conjunto. Yo tengo la curiosidad, y el entrevistado la historia. Supongo que, en cierto sentido, la entrevista encierra la misma magia que, para los católicos, la confesión. Cada semestre les pido a mis alumnos de preparatoria de Instituto Lasalle, como trabajo final, una entrevista a sus abuelos o abuelas, primero para que conversen y pasen tiempo con ellos, y, en segundo lugar, para que conozcan más sobre la historia de su familia.
¿Cómo ha sido tu experiencia como editor?
Antes de poner en mi descripción “Periodista y Académico”, ponía “Editor y periodista”, sin duda, dentro del oficio periodístico es lo que más me ha interesado… el darle forma, color y realidad a una publicación. Mi primer jefe en periódico Correo y maestro de toda la vida, José Argueta Acevedo, es un gran columnista, pero mejor editor, y él me enseñó a ser editor. Juntos editamos, por ejemplo, la Revista Conexiones, para la educación del estado de Guanajuato. Uno de los consejos que me dio Argueta fue: “Si no existe el medio de comunicación para el que quieres escribir, entonces tú créalo.” En todas mis creaciones he sido el editor. Mi plan a futuro es ser editor, aunque más especializado en el área de la literatura.
¿Cuáles son los periodistas mexicanos que más has admiras?
Van cambiando con el tiempo y los temas que voy manejando… Tengo mis figuras de culto como Carlos Monsiváis o Cristina Pacheco, pero admiro también a mis amigas: Mónica León, mi primera maestra de periodismo, Carolina Jasso, que me enseñó que el periodismo también se hace con imágenes, y amigas que todos los días van contando la historia local: Carmen Pizano, Verónica Espinosa, Catalina Reyes…
¿Cuáles han sido las aventuras más entrañables que has tenido como periodista?
Todos los días son una nueva aventura. Aunque muchos desprecian la fuente de cultura y espectáculos, yo la aprecio todos los días porque me permite viajar, emocionarme, ir a festivales de cine, conocer a las estrellas del mundo intelectual, entrevistar a líderes mundiales como Antonio Banderas o Mark Zuckerberg, en fin, conocer el mundo de una manera más profunda y, al mismo tiempo, compartirla con mis lectores.
¿Cuál es tu recomendación como docente a la hora de trabajar con jóvenes?
Siempre les digo que nada es tan grave y que la vida no es una fiesta. Soy muy estricto con ellos a la hora de trabajar, porque sé que la última etapa para hacerse responsables es justo en esta de la preparatoria y la universidad, pero también trato de hacerlos vivir generándoles experiencias de aprendizaje que los marquen para siempre. Por ejemplo, a mis estudiantes de Lasalle, al tener la dirección de extensión, los he llevado a liberar tortugas al mar, a aventurarnos en la CDMX, o a escalar la Peña de Bernal para luego emprender la ruta del queso y el vino.
¿Qué recomendaciones haces a los jóvenes que apenas empiezan a desempeñar la profesión de periodista?
Mi recomendación es que no se apresuren, que primero se dediquen con pasión, a otra carrera… Pueden ser, por ejemplo, extraordinarios politólogos y después ejercer el oficio periodístico en el área de política, o reconocidos científicos que luego decidan dedicar un espacio de su tiempo a la divulgación de la ciencia en los medios de comunicación… Primero tienen que vivir y generar experiencias, para luego tener algo de qué hablar profesionalmente.